Domingo al mediodía y mientras en Palermo el mundo deportivo apunta hacia el Campo Argentino de Polo, en el Buenos Aires Lawn Tennis Club se juega la ronda final de la clasificación para la Copa Topper. A partir del lunes Acasuso, Zeballos o Machi Gonzalez, recorrerán los pasillos del club; hoy lo hacen Fabbri, Noviski, Duran o Bennedetti. Varios indicios muestran que el torneo tiene su plato fuerte a partir de mañana, pero el más notorio es que se ven más personas con remeras Topper y credenciales colgando que espectadores.
El paisaje muestra los stands de los patrocinantes como primera imagen, un poco más allá se ve al histórico court central vallado. Está reservado, con la carpeta de cemento ya construida según cuentan, para la ya habitual Copa Peugeot. Para el Challenger se usa la cancha auxiliar como principal. Pero la acción que nos interesa es más under aún. Se desarrolla en la cancha 21 que cuenta con una humilde tribuna en una de las cabeceras. No tiene más de 10 escalones y la cubre parcialmente por una morera. Bastante inoportuno teniendo en cuenta la estación del año y la poca afinidad que tiene la mora con la ropa. Ver un partido de esta clase te puede llevar en unos años a decir "yo vi jugar a ... en la cancha 21 del Lawn Tennis". Algo parecido a lo que pasa en el rock y el mítico Cemento.
En esa alejada cancha, juegan Maximiliano Estévez y Cristian Benedetti. ¿Por qué es el partido que interesa? Es fácil, sobre el polvo de ladrillo hay un zurdo. En este caso es Estevez. Sorpresivamente, se veía la tribuna bastante completa y había gente abajo esperando para entrar. Una vez empezado el partido, familiares, amigos y conocidos de los tenistas se empezaron a distinguir con facilidad. “Paren un poco. Esperen que le pegue al menos”, se quejó Benedetti, mirando a la tribuna, por los gritos del público del zurdo. A medida que el partido avanzaba el clima se iba poniendo más picante.
En lo tenístico, el partido se quebró en tres partes. La primera muy favorable a Estevez, ganó 6-1 la manga inicial y se adelanto 2-1 y el saque en la segunda. Algunas dobles faltas seguidas lo sacaron del partido y perdió el segundo set por 6-3. Al inicio del definitivo, el zurdo pidió atención del trainer por mareos. Ese fue otro quiebre del partido. Benedetti lo tenía encaminado, su rival estaba prácticamente liquidado, pero no pudo. Perdió su saque y los calambres hicieron el resto para caer en la puerta del main draw. Antes de abandonar las gradas se escucharon algunas discusiones entre los “ultras” de ambos tenistas. El público neutral, por su parte, coincidían en que Benedetti “lo perdió solo”.
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